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DIOS PADRE
3. ORACIONES

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DIOS ES MI PADRE

[Cristo bendiciendo a los niños de Vogel]
Cristo bendiciendo a los niños de Vogel

¿Que madre estará tan pronta y dispuesta si sus hijos pequeños la llaman? Nadie, ciertamente, ni madre ni padre; sino sólo Dios.

San Jerónimo
Hom. Evang. S. Mateo, 55

La soledad tiene sus asaltos, el mundo tiene sus peligros; en todas partes es necesario tener buen ánimo, porque en todas partes el Cielo está dispuesto a socorrer a quienes tienen confianza en Dios, a quienes con humildad y mansedumbre imploran su paternal asistencia.

San Francisco de Sales
Carta a su hermana, Epistolario, 761

Nuestro Dios no nos pierde de vista, como una madre que está vigilando al hijito que da los primeros pasos. «Abraham, dice el Señor, anda en mi presencia y la hallarás en todas partes». «¡Dios mio!, exclama Moisés, servios mostrarme vuestra faz: con ello tendré cuanto puedo desear» (Ex 23, 13). Cuán consolado queda un cristiano, al pensar que Dios le ve, que es testigo de sus penalidades y de sus combates, que tiene a Dios de su parte.

Santo Cura de Ars
Sermón sobre el Corpus Christ

Dios es mi Padre,
qué feliz soy!
Soy hijo suyo, hijo de Dios.

Si Dios cuida de mi,
¿qué me puede faltar?
ni un solo instante, no,
me deja de mirar;
mi vida suya es,
cual diestro tejedor,
la va tejiendo El
con infinito amor.

Hilo por hilo
tejiendo va,
si tú le dejas
¡que bien lo hará!

Después del huracán
un pájaro cayó,
no creas que eso fue
sin permitirlo Yo;
el pajarillo aquel
se vende por un as,
no tienes que temer,
tú vales mucho más

No ves con qué primor
El sabe engalanar
al lirio que tal vez
mañana han de cortar;
pues si
a una humilde flor
cuida tu Dios así,
¡con qué infinito amor
no cuidará de ti!

En el cielo se ven
mil estrellas brillar;
Dios las conoce bien,
Dios las puede contar.

Si El mismo fue
a buscar la oveja
que perdió,
jamás me ha de olvidar
aunque le olvide yo.

Dios es mi Padre,
mi Padre es Dios.
Dios es mi Padre,
¡qué feliz soy!

__________

PADRE, ME PONGO EN TUS MANOS
Carlos de Foucauld

Padre, Me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras. Sea lo que fuere, Por ello te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo.

Lo acepto todo, Con tal de que se cumpla Tu voluntad en mí Y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre.

Te encomiendo mi alma, Te la entrego Con todo el amor de que soy capaz, Porque te amo y necesito darme, Ponerme en tus manos sin medida, Con infinita confianza, Porque tu eres mi Padre.

__________

DIOS MÍO, ESTOY CONTENTO

Dios mío, estoy contento porque Tú me amas, no obstante mi indignidad.

Dios mío, estoy contento porque te amo, no obstante mi miseria.

Dios mío, estoy contento porque puedo alguna vez, no obstante mi nada, hacer que te amen.

Dios mío, estoy contento porque puedo sufrir algo por tu amor.

Dios mío, estoy contento porque Tú estás presente en la Eucaristía.

Dios mío, estoy contento porque eres mi Huésped divino.

Dios mío, estoy contento porque tu presencia bendita en mi morada ilumina mi vida.

Dios mío, estoy contento porque eres mi fuerza en los desfallecimientos de mi alma.

Dios mío, estoy contento porque eres mi consuelo en las angustias de mi corazón.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres mi luz en las oscuridades de mi camino.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres mi riqueza en mi pobreza.

Dios mío, estoy contento porque si me has quitado mucho, me has dejado todavía mucho mas.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres mi Padre, mi Esposo, mi Hermano, mi Amigo, mi Salvador, el Huésped divino de mi corazón, por medio de la gracia, la Vida de mi vida, porque Tú eres mi todo.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres la Belleza, la Bondad, la Verdad resplandeciente de la que mi alma está sedienta.

Dios mío, estoy contento porque Tú eres la eterna felicidad de aquellos que he perdido.

Dios mío, estoy contento porque creo que los he de ver y gozar en los esplendores de la vida eterna.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias de haberme hecho encontrar tantos corazones nobles y buenos.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias del perfume de las flores, de la hermosura de las almas, del reflejo aquí debajo de todas las inmortales bellezas.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias de haberme permitido gozar de todas las maravillas de tu creación.

¡Oh mi buen Maestro! Te doy gracias de todos los bienes que poseo todavía y de todos aquellos que espero de tu misericordia infinita en este mundo y en el otro para mí y para todos aquellos que me son queridos. Amén.

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