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NUESTRA SEÑORA DE LA SALETTE [1]
1. ORACIONES

Páginas: 1. Oraciones | 2. Novena

 

ORACIÓN DEL ACUÉRDATE

Acuérdate, Virgen de La Salette de las lágrimas que has derramado por nosotros en el calvario.Acuérdate también del cuidado que tienes siempre por tu pueblo para que, en nombre de Cristo, se deje reconciliar con Dios.Y ve, si después de haber hecho tanto por estos tus hijos, puedes abandonarlos.

Animados por tu ternura, henos aquí, Madre, suplicantes, a pesar de nuestras infidelidades e ingratitudes. Confiamos plenamente en ti, oh Virgen Reconciliadora. Vuelve nuestros corazones hacia tu Hijo Jesús. Alcánzanos la gracia de amarle sobre todas las cosas y de consolarte a ti con una vida santa, ofrecida para gloria de Dios y amor de los hermanos. Amén.

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CONSAGRACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA LA SALETTE

Santísima Madre, Nuestra Señora de La Salette, que por amor a mí derramaste lágrimas tan amargas en tu aparición misericordiosa, mírame con bondad, mientras me consagro a ti sin reservas. Desde hoy, mi gloria será saber que soy tu hijo. Que viva para secar tus lágrimas y consolar tu afligido corazón. Amada Madre, a ti y a tu bendita carga y a tu sagrada custodia y al seno de tu misericordia, por este día y por cada día, y por la hora de mi muerte, me encomiendo, en cuerpo y alma, toda esperanza y toda alegría, toda angustia y toda pena, mi vida y el fin de mi vida. Oh querida Madre, ilumíname con la comprensión, dirige mis pasos, consuélame con tu protección maternal, para que, exento de todo error, al abrigo de todo peligro de pecado, pueda, con ardor y coraje invencible, caminar por las sendas trazadas para mí por ti y por tu Hijo. Amén.

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LETANÍAS DE NUESTRA SEÑORA DE LA LA SALETTE

Nuestra Señora de La Salette, Madre de Dios, ruega por nosotros.

Nuestra Señora de La Salette, Reina y Madre de los hombres, ruega por nosotros.

Nuestra Señora de La Salette, Mensajera de la Divina Misericordia, ruega por nosotros.

Nuestra Señora de La Salette, todopoderosa suplicante, ruega por nosotros.

Tú que refrenaste el brazo del Señor enfuredido, ruega por nosotros.

Tú que derramas tantas lágrimas a causa de nuestros pecados y desgracias, ruega por nosotros.

Tú que tanto te preocupas por nosotros, a pesar de toda nuestra ingratitud, ruega por nosotros.

Tú, que nos invitas con tanto amor a recurrir a ti, ruega por nosotros.

Tú que nos reprochas por nuestra violación del domingo y por nuestra blasfemia, ruega por nosotros.

Tú que te quejas tan dolorosamente de la profanación de las cosas santas, ruega por nosotros.

Tú, que tan fuertemente recomiendas la oración, y especialmente la oración matutina y vespertina, ruega por nosotros.

Tú que condenas tan severamente nuestros deseos y los placeres vergonzosos del mundo, ruega por nosotros.

Tú que nos recuerdas tan conmovedoramente la Pasión de Jesús, ruega por nosotros.

Tú, cuya aparición es fuente de salvación para los pobres pecadores, ruega por nosotros.

Tú, que invitas con tanta urgencia a los justos a redoblar su fervor, ruega por nosotros.

Tú, cuyas amenazas proféticas han alarmado tan justamente al mundo, ruega por nosotros.

Tú que prometes tantas bendiciones si nos convertimos, ruega por nosotros.

Tú que hiciste brotar a tus pies una fuente de agua milagrosa, ruega por nosotros.

Tú que, siguiendo el ejemplo de Jesús, sanas toda enfermedad, ruega por nosotros.

Tú que deseas ser honrada e invocada en todo el mundo, ruega por nosotros.

Tú que hiciste que se realizaran y prosperaran tantas obras de reparación, ruega por nosotros.

Nuestra Señora de La Salette, ejemplo vivo de caridad, ruega por nosotros.

Víctima de penitencia y expiación, ruega por nosotros.

Modelo de modestia y sencillez, ruega por nosotros.

Modelo de obediencia y sumisión, ruega por nosotros.

Fuente de celo ardiente y del apostolado, ruega por nosotros.

Madre amorosa de los pobres y de los niños, ruega por nosotros.

Luz de los ciegos y de los ignorantes, ruega por nosotros.

Consolación de los enfermos y de los afligidos, ruega por nosotros.

Esperanza de los desesperados, ruega por nosotros.

Ayuda de la Iglesia militante, ruega por nosotros.

Abogada de la Iglesia que sufre, ruega por nosotros.

Gloria de la Iglesia triunfante, ruega por nosotros.

Por tus amargas quejas de la pecaminosidad de los hombres, dócil a la ley de tu Divino Hijo, oh María!.

Por tus abundantes lágrimas, obtén para nosotros la gracia de llorar por nuestros pecados, oh María!.

Por tus sufrimientos maternales, obtén para nosotros la resignación en todas las pruebas, oh María!.

Por tus apariciones y tus milagros, revive la fe de tu pueblo, oh María!.

Por las misteriosas apreciaciones hacia Roma, haznos cada vez más devotos de la Santa Sede, oh María!.

Por tu incomparable ternura, haz que te amemos cada vez más, oh María!.

Por tu deslumbrante belleza, haznos suspirar tras el cielo, oh María!.

Por tu nueva asunción, atráenos hacia ti, oh María!.

Oración: Señor Jesucristo, que en tu infinita misericordia nos enviaste a la montaña de La Salette, tu siempre gloriosa Madre, para recordarnos nuestros deberes cristianos, haz que, movidos por sus lágrimas y dóciles a sus advertencias, podamos apaciguar en esta vida tu justa ira por un sincero arrepentimiento, y que merezcamos por nuestras buenas obras la gracia de gozar eternamente de Ti en el cielo. Tú, que vives y reinas en un mundo sin fin. Amén.

 



1. Aparición de la Virgen ocurrida el 19 de septiembre del año de 1846 en La Salette (Francia). Los niños Melanie Calvat (14 años) y Maximino Giraud (11 años) vieron a la Virgen llorando porque los hombres ignoran la cruz de Jesucristo. Recibieron mensajes urgentes para toda la humanidad y la necesidad de renunciar a dos graves pecados que se habían hecho muy comunes: la blasfemia y no tomar el domingo como día de descanso y asistencia a la Santa Misa. Pidió a los niños que rezasen, hicieran penitencia y propagasen su mensaje: "No ofendan más a Dios (no pequen más) y hagan penitencia; sino, terribles pruebas y sufrimientos vendrán sobre el mundo". Sobre esta aparición San Juan Pablo II explicaría que "en este lugar, María, la madre siempre amorosa, mostró su dolor por el mal moral causado por la humanidad. Sus lágrimas nos ayudan a entender la gravedad del pecado y del rechazo a Dios, mientras que manifiestan al mismo tiempo la apasionante fidelidad que su Hijo mantiene para con cada persona, aunque su amor redentivo está marcado con las heridas de la traición y abandono de los hombres".La aparición fue reconocida oficialmente por el Papa Pío IX en 1852 y su fiesta se fiesta se conmemora el día 19 de septiembre (Nuestra Señora Reconciliadora de la Salette). La popularidad de esta aparición quedó en cierto modo eclipsada por la aparición en 1868 de la Virgen en Lourdes.

Más información en el artículo sobre la Virgen de la Salette de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María (Corazones.org) y en la web oficial de la Basílica de La Salette (Francia). [Volver]


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